“Vino palabra de Jehová a Jeremías la
segunda vez, estando él aún preso en el patio de la cárcel, diciendo:”
Jeremías
33:1
Todo creyente que ha pasado por algún momento
de angustia, necesidad, incertidumbre y desesperación ha encontrado fuerzas,
esperanza y aliento en el célebre versículo de Jeremías 33:3 la palabra que
dice: “Clama a mí y Yo te responderé, y te enseñare cosas grandes y ocultas que
tu no conoces”…
Entendemos que si clamamos al Señor de todo corazón sabremos
que recibiremos de Él una respuesta; y además una enseñanza para nuestra edificación
espiritual y personal.
Pero es
interesante observar las circunstancias en las que el profeta recibió esta
alentadora revelación; esta vino de parte de Dios a la vida de Jeremías no precisamente
mientras se encontraba en su recamara, apartado y asolas estudiando la palabra
o en la sinagoga mientras se oficiaba un servicio o en los atrios del templo;
nada que ver, esta rhema le vino estando preso en una cárcel, en medio de una
gran adversidad y zozobra, fue allí donde vino esta palabra de esperanza y una visión
clara del futuro que le esperaba a su nación (Israel) luego de que pasaran por un largo periodo
de juicio.
Son en
estos momentos de adversidad donde puede pasarnos dos cosas: 1. Sentirnos tan compungidos
y agobiados como para caer en una gran depresión y hasta llegar a renegar de
Dios a causa de la adversidad. 2. Aferrarnos más y más a Él, y esperar su
respuesta, y la salida de esa adversidad, habiendo además aprendido una gran lección
de vida, una vez que veamos la victoria.
Ante estas
dos respuestas posibles frente a la adversidad siempre preferiría la segunda y
esperar no solo la respuesta a la necesidad sino estar expectante ante la rhema
y enseñanza de vida que el Señor quiera revelar para una bendición propia y para
los demás.
Abraham
Alegría
Mi
Diario Devocional.